Bajo el título “Exposición: Nuevos retos que implica el mundo digital en los Pueblos Indígenas” la organización del Festilab nos ha invitado a pensar en común algunos retos para los pueblos indígenas desde una perspectiva de uso social de nuevas tecnologías.
Dentro de la mesa, presentamos esta ponencia: “Tema/título tentativo: Territorialidad y autonomía en el ecosistema virtual: cómo habitar este “nuevo mundo” sin quedar atrapados en las redes sociales”. Está es la breve Sinopsis que logramos concretar gracias a la investigación y asesoramiento de Angela María Jiménez (Bogotá):
Esta breve charla tratará sobre las conexiones entre las culturas indígenas y las culturas libres, las sinergias posibles y los sueños por liberar y compartir en el camino hacia otro mundo posible.
El nuevo mundo digital, la world wide web – www –, es un territorio común que compartimos con otros pueblos. Más allá de hacer presencia a través de las redes sociales, es necesario comprender las posibilidades de autonomía o alienación que se dan en este nuevo ecosistema comunicativo. ¿Es posible pensar la red como un territorio con lugares sagrados, sabedores y puentes de comunicación entre mundos?. En este sentido las comunidades indígenas requieren comprender la complejidad de ese nuevo territorio – que nació libre y podemos mantenerlo así – para habitarlo, compartirlo y crear alianzas con otras redes que están en las mismas búsquedas de autonomía política.
Desde la protección de conocimientos ancestrales, a prácticas culturales y sus distintas evoluciones y formas, los pueblos indígenas de América siguen sometidos a un proceso de expolio cultural que solo se acelera. Este expolio comienza con la privatización desde la academia científica de prácticas y conocimientos ancestrales mediante la imposición de Copyright a nuestros saberes, pasando por la privatización de la música de los pueblos por instituciones públicas y empresas privadas, llegando a patentar los genes de la naturaleza que nos rodea. Esto debe cambiar, deben tomarse acciones encaminadas a proteger ese conocimiento, quizás en parte mediante licencias libres, quizás en parte mediante la conquista de esos derechos frente a los estados. No es algo a lo que se deba esperar, se puede comenzar hoy a exigir a estudiantes y miembros de la academia el uso de dichas licencias para permitir su estadía en las comunidades.
En este momento las comunidades y los colectivos de comunicación indígena están expresando la necesidad de programadores y administradores de información que les permitan navegar, habitar y compartir este territorio desde sus apuestas políticas y culturales. Desde nuestra experiencia se hace imperante pensar una estrategia de formación y consolidación de una red de hackers nativos, que garantice a mediano y largo plazo la autonomía de las comunidades indígenas en la generación, protección y difusión de los saberes propios que circulan a nivel local y global, en diferentes escenarios que afectan su integridad como comunidades.
El hacker es el portal al nuevo mundo (no hay nada romántico o fantástico en esta frase – es literal), el que tiene la capacidad de construir la infraestructura virtual (arquitectura, servicios, comunicación, bibliotecario, acceso a la auto-formación y el contacto con todas las nuevas redes), de los territorios virtuales de cada pueblo. En este sentido cada comunidad tendría la responsabilidad de guiar a sus jóvenes para explorar el nuevo mundo, sostener su educación y cuidarlo como se cuidan a los ancianos y sabedores, ayudarle como comunidad a que pueda dedicarse a estudiar y formarse, a que pueda replicar el conocimiento, protegerlo como el transmisor y puente de conocimiento entre los diferentes mundos, esta es la posibilidad de sembrar para poder recoger autonomía en ese territorio virtual.